Este es Santiago de Chile, la cara escondida por el progreso. Donde se vive lo que se escucha y lee en la crónica roja y en algunas canciones de la iglesia y la caridad a beneficio de lxs más pobres. La facilidad con la que los medios de comunicación esconden la cotideaneidad del populacho, el diario vivir de un alto porcentaje de chilenxs, la cruda y difícil, pero superable situación de extrema pobreza, no es ni siquiera cuestionada
Son lxs nadies descritxs por Galeano. Y día a día luchan por dejar de serlo...
La indigencia, que sólo sirve para atenderse gratis en el consultorio municipal (si antes no mueres esperando que llegue la hora de atención), no es más que la carga económica del sistema sobre nuestros hombros, la carga ideológica capitalista que nos quiere llevar a ser siempre más que lxs otrxs, convirtiéndonos enemigos de pensar por y para todxs. Nos dicen que somos solxs, que no debemos creer en la palabra que otrxs dicen, viven y crean desde sus verdades y realidades.
Aquí las promesas de igualdad no pasan más alla de ser un discurso demagógico, no deja de ser palabrería de uso común, utilizadas por lxs maestrxs de la estafa y la seducción en las artes de dominar-nxs. Quienes son lxs responsables de mantener el estado de las cosas, evitar y eliminar cualquier foco de oposición a las órdenes dictadas por el imperio para mantener la paz nazi-onal mundial.
Estas es parte de una gran verdad que parece mentira, para muchxs impensable e inexistente, donde el frío es dueño de casa , la pasta base y la violencia se respiran esquina, en cada paso al recorrer las calles de la periferia santiaguina.
Pero aquí reina y vive la esperanza, la vida y los sueños para seguir despiertos y enfrentando el duro golpe del endeudamiento y las tristezas. Aquí hay nuevas visiones de concepción del mundo, aquí hay niñxs libres de prisiones ideológicas y presiones económicas, crecen en el compañerismo y la lealtad, entre la vida y la esperanza crecen sin querer un futuro más alla de la pichanga. Niñxs como semillas que siembran la unidad como la espiga y me dan fuerzas pà seguir luchando, intentando que sus derechos no sean más discursos y se conviertan en prioridades a la hora de decidir los pasos a seguir en la construcción del mañana, mirando el presente para construir el futuro. La formación y la educación al servicio de lxs pobres, entregando herramientas con proyecciones de acuerdo a sus necesidades, con los pies en la tierra o el barro, junto a ellxs.